Los cristales de tiempo de Elena Garro: liberación poética
Por Carmen Julia Holguín Chaparro.
¿Sabías que Elena Garro escribió poesía? Muchos fuimos los sorprendidos cuando Patricia Rosas Lopátegui, biógrafa de Garro, publicó, en 2016, Cristales de tiempo (reeditado en 2018), un poemario que compilaba su trabajo lírico, insiliado y reprimido durante años, primero para no herir la vanidad de su esposo Octavio Paz y luego por burocracias que tardaron en superarse.
Rosas Lopátegui nota que la poesía fue el género que primero abordó Garro, pero el último en dar a conocer públicamente (Testimonios…, 108). Gerardo Bustamante Bermúdez, investigador literario mexicano piensa que: “La poesía de Elena Garro es un recorrido autobiográfico de sus experiencias por diversas geografías, pero también una exposición lírica de sus pasajes de vida e ideología política y disidente” (Cristales…, 45-46). La temática de la lírica garriana, su dominio de la palabra y la estilística entregan textos como en los que podemos ver nuestro reflejo o el de alguien que conocemos cuando habla de la familia, de la nostalgia, del amor o el desamor, del dolor y todo el complejo andamiaje de sentimientos encontrados y desencontrados sobre el que la autora caminaba. Sus poemas trazan en la línea de su vida los momentos, personas y eventos que más la marcaron, los que la formaron y los que la fragmentaron. Ella llegó a decir: “Los recuerdos [son mi] inspiración . . . Todo lo que escribí son recuerdos” (Yo sólo soy memoria…, X).
El poemario cuenta con textos para sus padres, para su hija, para su hermana, para su gran amor, Adolfo Bioy Cazares y para Octavio paz. Algunos poemas rescatan momentos felices, pero hay en general un sentimiento de pérdida, de dolor, de heridas abiertas que intenta conjurar a través de los versos. Tres de estos poemas sirven aquí de ejemplo de por qué hay que leer Cristales de tiempo:
“Vamos unidas”, su “epopeya” según Rosas Lopátegui, porque la misma autora dijo que ahí estaba todo lo que había vivido hasta ese momento: 1997 (Testimonios…, 364). Una épica donde la imaginación y la memoria se funden y confunden, donde la presencia y/o ausencia de su hija pulsa por todo el texto en Cristales de tiempo: “Elena nunca fue. / Helena nunca ha sido (186), / Yo la ignoro (187) . . . La ignoran mis hermanos (188-189), Helena está en el limbo. / Nosotras la ignoramos (191), Helena está en el limbo. (196), “La otra está sentada / en una silla (204) Helena está en el limbo” (208). En líneas que aluden a ignorarla, paradójicamente se la hace presente. Esta lectura repetida: “Helena está en el limbo”, le da un tono de oración al poema, como si con ello se quisiera dar a Helena Paz otras posibilidades de tener una mejor vida, sin la sombra trágica de su madre.
“O”, poema de obvia dedicatoria a Paz: “Todo el año es invierno junto a ti / Rey Midas de la nieve . . . El cielo blanco bajó para ahogar / a los árboles / el lecho es el glaciar que devora / los sueños / Surgió el puñal de hielo / para cercenar minuciosamente / la pequeña belleza que defiendo / El sol se aleja cada día más / de mi órbita / Sólo hay invierno junto a ti / amigo” (Cristales…,109). El frío recorre los versos: invierno, glaciar o puñal de hielo, simbolizando la frialdad misma del desamor y el maltrato en su relación con Paz. El poema muestra la más absoluta desesperanza: la belleza es cercenada, el sol se aleja, el invierno es permanente.
Finalmente “El llano de huizaches”, es un texto que explora el yo garriano en su interior más sensible, desgarrado, mutilado y fragmentado incontables veces en su longeva vida de 82 años: ¡Elena! / Oigo mi nombre, me busco / Es raro, que descuartizados, / mis miembros avancen por el llano de huizaches . . . ¡Ven aquí, nariz de Elena! / ¡Ven aquí brazo de Elena . . . Vengan aquí, mano pierna pescuezo / hace años que bailan separados, / en la tierra de los escupitajos . . . ¡ / ¡Es largo el llano de huizaches / ¡Es ancho el llano de huizaches! / ¡Se tarda uno siglos en cruzarlo!” (Cristales…, 112-114). Rosas Lopátegui piensa que con esta última metáfora quizá la autora señale que nunca podrá recuperar el pasado o ser la persona que fue (Cristales…, 44). Es una posibilidad en el poema, y fue una realidad en su vida.
Hay muchas aristas que explorar en cada texto de los ochenta que comprenden el volumen, pero baste este breve comentario de Garro como poeta, para continuar el trabajo en pro del reconocimiento que merece esta autora y de que se conozca esta nueva voz que confirma su dominio de la literatura, su magistral uso de la palabra y de la estilística para someter a versos su azarosa vida.
Elena Garro escribió en Los recuerdos del porvenir: “Yo sólo soy memoria y la memoria que de mí se tenga”, pues bien, hay una memoria de ella antes de leer su poesía y hay forzosamente otra después de hacerlo, cada lector debe construirla o reconstruirla a través del viaje que nos propone Cristales de tiempo.
Obras citadas
Garro, Elena. Cristales de tiempo. Ed. Patricia Rosas Lopátegui. Rosas Lopátegui Publishing y La Moderna. 2018.
Garro, Elena. Los recuerdos del porvenir. Joaquín Mortiz. 1953.
Rosas Lopátegui, Patricia. Testimonios sobre Elena Garro. Castillo, 2002.
—. Yo sólo soy memoria. Biografía visual de Elena. Castillo, 2000.